martes, junio 14, 2011

Don Víctor

Conocí a Don Victor un sábado por la tarde
cuando su sonrisa asomó por mi ventana
su rostro era sereno
y su voz calmaba la tormenta.

Sus mil trucos embelezaban mi mundo
y sus acertijos mi infantil curiosidad.
Cuando estaba lejos 
me acompañaban sus cartas
llenas de inagotable sabiduría y bondad.

Y es que Don Victor no era un tipo común,
su caminar erguido y elegante
lo hacían dueño del mundo,
estrechar su mano era un honor
y su mirada era infinita.

Conversar con él era un deleite,
y reír nunca fue más fácil.
Caminar a su lado me hacía invencible
y sentir su abrazo lo era todo.

Trabajador incansable,
hombre de bien,
admirable y digno de imitar,
así era Don Victor

Así, era mi Padre.

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