sábado, mayo 21, 2011

La maestría de la vida

Recuerdo los días grises. Los recuerdo como lecciones que la vida cual paciente maestro me ha impartido.
Recordarlos es bueno porque solo los días sombríos me hacen disfrutar lo hermoso de los días soleados.
Saber que estuve allí, esclavo, oprimido, anulado, olvidado, me permitió descubrir que tan solo fueron los escalones que ella me dispuso recorrer.
Las fuerzas aún reflejan el aliento que no se ha desvanecido y los gritos en mi interior parecieran haber sido escuchados.
Y en medio del torbellino la vida plasmo su maestría. Cada mañana, en medio del rocío y el delicado rayar del sol, respiro cómo SU misericordia se hace nueva.

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